La entrevista es una de las herramientas de selección más comunes en el ámbito laboral. Es probable que ya hayas tenido que enfrentarte con anterioridad a este tipo de reuniones. Las entrevistas de trabajo pueden llegar a ser un proceso estresante. No obstante, es un procedimiento de gran utilidad tanto para ti como para tu posible empleador.
Cada entrevista laboral es una oportunidad de mostrar tu potencial y conseguir esa vacante que tanto codicias. El propósito de esta breve guía es darte una idea general de cómo suelen estar estructurados esta clase de interrogatorios. Así mismo, queremos equiparte con algunos conocimientos esenciales para que sobresalgas en tu próxima gran entrevista.
Antes de sumergirnos en el tema, es importante aclarar que la dinámica de cada entrevista puede variar dependiendo del entrevistador. Dicho esto, hay una serie de preguntas básicas que tienden a estar presentes sin importar el modelo de entrevista utilizado.
A continuación, desglosamos para ti cada una de estas preguntas y te explicamos cómo responderlas de manera precisa y asertiva.
¿Podrías contarnos un poco acerca de ti?
Dejando de lado algunas excepciones, esto es lo primero que te preguntarán al inicio de cualquier entrevista. El objetivo de esta interrogante va mucho más allá de romper el hielo.
Con esta pregunta, el entrevistador busca obtener, no sólo un resúmen de tu historia profesional, sino también algunos datos personales. Una respuesta concreta y bien pensada te ayudará a causar una buena primera impresión.
Te recomendamos que planifiques de antemano lo que vas a decir: describe de manera breve el tipo de formación profesional que has recibido. Esto incluye cursos, talleres, educación superior y cualquier otro proceso de aprendizaje académico que hayas completado. De igual forma, puedes mencionar los diferentes oficios que has desempeñado a lo largo de tu carrera.
¿No sabes por dónde empezar? ¿Te cuesta organizar tus ideas? Una buena solución es seguir el orden de tu Curriculum Vitae. De esta manera, te será más sencillo estructurar tu respuesta. Por último, resalta tus mejores logros y, si tu entrevistador lo solicita, habla de tus hobbies o de tu familia.
No hace falta que entres en detalles. Recuerda, no estás obligado a compartir nada con lo que no te sientas cómodo.
¿Qué metas tienes?
Esta pregunta en particular tiene algunas variantes: ¿Qué buscas conseguir con este trabajo? ¿Dónde te ves de aquí a tantos años?
Aunque parezcan distintas, todas comparten la misma finalidad. Lo que tu entrevistador desea saber es qué tan buenas son tus habilidades de proyección y planificación. Por otro lado, estas interrogantes se usan para determinar qué tan ambicioso eres y cuánto estás dispuesto a trabajar para lograr tus objetivos.
Evita divagar, para ello, organiza tus metas a corto, mediano y largo plazo e intenta ser lo más conciso posible al exponerlas. Aterriza tus expectativas y relaciónalas al contexto de la compañía para la que deseas trabajar. Explica qué funciones te gustaría llevar a cabo dentro de la empresa y cómo te asegurarías de cumplirlas de manera exitosa.
En resúmen, demuéstrale al entrevistador que le sacarás el máximo provecho a la más mínima oportunidad.
¿Cuáles son tus fortalezas y debilidades?
Señalar nuestras propias fortalezas y debilidades es un arduo ejercicio de introspección, el cual amerita una mirada sincera y objetiva. Esta es una prueba de auto-conocimiento, a través de la cual el entrevistador busca determinar qué tan bien te conoces. Así mismo, tu respuesta revelará qué tan honesto eres contigo mismo y con los demás.
La mejor estrategia es resaltar tus puntos fuertes sin llegar a ser arrogante. Para esto es necesario que cuentes con argumentos sólidos basados en la realidad. Una buena idea es definir tres cualidades que te hacen un candidato competente para ocupar el cargo vacante. Pero no te limites a enumerar tus habilidades, brinda ejemplos puntuales y fundamenta tu respuesta.
Por otro lado, al hablar de tus debilidades, evita expresar desprecio hacia tí mismo, problemas de confianza o baja autoestima. Aborda la pregunta desde una perspectiva más constructiva. Concéntrate en aquellos aspectos en los que estás trabajando o en los que se pueden mejorar con un poco de experiencia. De esta manera, tus debilidades serán vistas como potencial sin explotar.
¿Qué te motiva a trabajar con nosotros?
Con esta pregunta, el entrevistador pretende dilucidar si tu visión y ética profesional se alinean con los de la compañía. De igual forma, esta es una manera fácil y rápida de asegurarse de que entiendes en qué consiste el trabajo. Basado en tu respuesta, el entrevistador podrá determinar si tu postulación está o no motivada por un interés real en la firma.
Para responder a esta pregunta con asertividad, es necesario que lleves a cabo una pequeña investigación acerca de la empresa. Visita su portal oficial e infórmate al respecto de su cultura corporativa. Ponte al día con sus proyectos, conoce los productos y servicios ofrecidos por la compañía.
Una vez equipado con estos conocimientos, piensa en cómo tus propias aspiraciones laborales se corresponden con la visión y misión de la empresa. Imagina qué tan bien encajarías en su ambiente laboral. Crea un pequeño plan de tu posible futuro en la empresa y expónselo al entrevistador.
Intenta no basar todo tu argumento en aspectos superficiales como el prestigio de la compañía. Tampoco recurras a razones muy obvias, como las condiciones laborales que ofrece.
¿Por qué dejaste tu último empleo?
Seamos honestos, esta es una de esas preguntas incómodas que quizás no sepas cómo abordar. Sin embargo, lo más probable es que en algún punto de tu entrevista toquen esta y otras cuestiones. ¿Qué podrías decirme de tu último empleador? ¿Por qué ha sido tan breve tu estadía en empleos anteriores?
Cada una de estas interrogantes han sido diseñadas para evaluar tus experiencias laborales previas y detectar patrones de comportamiento desfavorables. Por esta razón, es importante que te prepares de antemano. Una respuesta bien planificada evitará que se activen las alarmas en la mente de tu entrevistador.
La clave es concentrar tu atención en lo que aprendiste de esas experiencias. Explica cómo este aprendizaje te ha preparado para afrontar nuevos retos y cómo planeas aplicarlo a este trabajo. Evita hacer comentarios negativos acerca de tu pasado laboral. Dirige tu respuesta hacia aquello que deseas conseguir con la actual compañía.
¿Necesitas una buena estrategia? Menciona todos esos atributos que habías estado buscando en un ambiente laboral, los cuales finalmente has conseguido en esta empresa. En pocas palabras, enfócate en lo mucho qué quieres crecer y cómo este puesto sobrepasa al que solías ocupar.
¿Por qué deberíamos contratarte?
Acá se te presenta una última oportunidad para exhibir tus capacidades y convencer a tu interlocutor.
Expón tus habilidades una vez más, explica qué es lo que te convierte en un excelente activo para la compañía. Para esto, puedes usar la descripción del trabajo para el cuál estás aplicando como guía. Enlista las cualidades solicitadas por la empresa con las que cumples y ejemplifica.
En la medida de lo posible, intenta que tu discurso sea claro, breve y conciso, con una duración aproximada de 1 minuto. A esto se le llama Elevator Pitch, una técnica de oratoria comúnmente utilizada por profesionales y emprendedores al presentar una idea.
Finalmente, no está de más mencionar algunas características personales como la puntualidad, la integridad y el deseo de aprender.
¿Cuáles son tus expectativas salariales?
Este puede llegar a ser un tema delicado, pero no hay por qué alarmarse. Si bien esta pregunta puede parecer difícil de taclear, no es nada que no se solucione con una breve documentación. En primer lugar, comprueba si la banda salarial establecida por la empresa se muestra en el anuncio de contratación. De ser así, manifiesta tu conformidad con la suma ofrecida.
En caso contrario, debes llevar a cabo una valoración previa de tus habilidades e investigar los rangos salariales de tu profesión. Independientemente del empleador, conocer tu valor en el mercado laboral es un requisito indispensable. Por suerte, puedes encontrar un sin fin de estudios de remuneración al alcance de un clic.
¿Tienes alguna duda?
Vale, no todos los entrevistadores ofrecen a los candidatos la oportunidad de plantear sus propias interrogantes. No obstante, cada vez más empresas incorporan esta pregunta al cuerpo de sus entrevistas laborales. Por lo general, este ítem marca el final de la reunión. Es momento de ponerle la guinda al pastel demostrando lo mucho que te interesa el trabajo.
¿Qué se espera de mí? ¿En qué consisten las mecánicas de la empresa? ¿Cuál sería el primer proyecto en el cual trabajaría? Todas estas preguntas hablan muy bien de ti y de tu ética profesional. La idea es evidenciar que eres una persona responsable, preocupada por su desempeño y determinada a superarse a sí misma.
Por supuesto, puedes aprovechar este espacio para exponer cualquier otra duda. De esta manera, podrás evaluar los pros y contras que vienen con cada vacante y ganarás confianza en tus decisiones. Sólo recuerda expresar tus inquietudes de forma clara, precisa y respetuosa.
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